Un balance más que positivo fue el arrojó la primera versión en Chile del Festival Vive Latino, después del frustrado intento de 2004 que debió ser cancelado por baja venta de entradas.
Esta vez la respuesta fue diametralmente opuesta, tal como quedó claro desde tempranas horas cuando el público se dejó caer por miles pese al persistente calor del mediodía de este domingo.
Largas colas y una exigente revisión de parte de la organización, que por medio de funcionarios de Carabineros requisó sin discriminación elementos que pudieran ser lanzados sobre el escenario, fue la tónica del ingreso.
Fue así que desde bebidas hasta alimentos tuvieron que ser ingeridos en los mismos controles o bien botados a la basura.
Una vez adentro, la gran masa optó por ver a Fiskales Ad-hok, que "competía" en horario con Funk Attack y Keko Yoma. Y quienes lo hicieron no tuvieron de que arrepentirse ya que además de disfrutar de la potencia del grupo punk rock, vieron en vivo y en directo la gresca que protagonizaron con al menos un miembro del staff técnico, y en las que salieron airosos desde el punto de vista pugilístico.
La productora La Oreja, que junto a CIE organizó la cumbre musical bajó el perfil al incidente, alegando que todo se trató de un malentendido, pues el show no comenzó a la hora precisa y ambas partes nunca dialogaron respecto a la hora de término frente al nuevo escenario.
En La Oreja atribuyeron los golpes a "una calentura del momento", similar a lo que ocurre en encuentros deportivos, pero que la situación ya era un tema superado y conversado tras bambalinas.
Respecto a los reclamos de parte de Fiskales por la hora en que fueron programados, en el sello organizador prefirió ver la otra cara de la moneda y aseguró que debiese haber sido asumido como un privilegio el tener ocasión de abrir los fuegos de un megarecital.
El calor arreciaba y ello no impidió a los miles de fanáticos correr a cambiarse de escenario para tomar ubicación y bailar el ritmo de la vigorosa energía que se desprende de los acordes de La Floripondio.
En una constante durante toda la jornada el público transitó entre un escenario y otro, programa en mano, y si una banda no resultaba de su entero gusto buscaba otra alternativa en cualquiera de los otros dos escenarios, de los tres que dispuso la organización.
Otro punto a favor de los responsables del evento fue que los sonidos de tres los proscenios si bien eran audibles en la zona media –si se trazase una línea divisoria entre dos escenarios- pero frente a cada uno los músicos sonaban con la nitidez y potencia necesaria para hacer olvidar que a unos metros otro artista hacía de las suyas.
No así en las pausas entre tema y tema, en los cuales quedaba al descubierto la sonoridad que emanaba desde los otros sectores del Club Hípico. Eran los instantes en que el público podía ejercer su "derecho ciudadano musical" y reafirmar su estadía en el lugar o dejarse convencer por otra propuesta y cambiarse de escenario.
Tampoco faltaron las polémicas y mensajes entre bandas nacionales tanto frente al público como en la sala de conferencias, ésta vez desde Los Miserables hacia Difuntos Correa, al que los intérpretes de "Pisagua" calificaron como un grupo con fecha de término, además de acusar a la banda de haber desplegado un amplio lobby que hizo posible a su nominación a la última entrega de los Premios Altazor.
Difuntos Correa optó por la mesura y declaró estar sorprendido de que un grupo que canta contra ex dictadores como Augusto Pinochet sea tan poco tolerante con sus pares.
En tanto, el grupo mexicano Plastilina Mosh, que en 2004 estuvo considerado en la nómina de artistas del frustrado Vive Latino Chile, no se cansaron de alabar a la respuesta y buen comportamiento de parte del público chileno, al punto que manifestaron que la versión local no tenía nada que enviarle a la azteca, guardando las proporciones en cuanto a recursos técnicos y monetarios.
Sinergia, en tanto, logró gran conexión con la gente, merced a la rotación radial que han logrado muchos de sus temas y su histriónica puesta en escena. A modo de ejemplo basta citar la gran manera en que fueron dando a conocer los nombres de los músicos de la banda: bajo los acordes de canciones de Guns and Roses, The Beatles y AC/DC, entre otros.
Los "juanitos" que desde temprano deambulaban entre escenario y escenario, y se movían al ritmo del punk o el rock, se congregaron con rigurosa puntualidad al momento en que Chancho en Piedra se tomó el escenario amarillo, el mismo que antes que ellos albergó a un Catupecu Machu junto a Zeta Bosio y más tarde a Vicentico.
Este último si bien realizó una presentación sólida, no logró convencer del todo y no fueron pocos los que en medio de su actuación optaron por ir a ver a Los Tres en el escenario contiguo.
Un gran atractivo de la jornada fue la posibilidad de ver en acción a Los Bunkers compartiendo con Jorge González en la canción "Llueve sobre la ciudad"; la vuelta de mano de los músicos de Concepción que acompañaron al ex Los Prisioneros en "We're Sudamerican rockers", "Por qué no se van" y "No necesitamos banderas".
Pero sin lugar a dudas el "gran gustillo" de la noche fue el disfrute de no más de 300 "privilegiados" que eligieron a Flavio Mandinga en vez de Attaque 77 y fueron testigos de un deseo largamente anhelado: ver a dos ex Fabulosos Cadillacs en acción.
Ese instante mágico se vivió cuando Flavio y Vicentico entonaron "Mal Bicho" y "Matador", para algarabía de los presentes.
En otro sector, el perfecto sonido de los parlantes destiñó un poco durante la presentación de Babasónicos, cuyo vocalista sonada muy por debajo que los instrumentos, pero este tema fue subsanado en el instante en que Keane se posó sobre el escenario y cerró una maratónica sesión que tuvo a más de 48 mil felices y extenuados espectadores.
La escasez de agua en el recinto se hizo evidente en las cientos de personas que fueron atendidas en los puestos de emergencia, por desmayos y dolores de cabeza. En el balance general además sólo hubo cinco casos de lesiones que se derivaron a centros de salud, pocos considerando la convocatoria que tuvo el espectáculo.